Invité al sinvergüenza de mi yerno de vacaciones, ya sabes, quería una de esas vacaciones en familia con mi nueva novia, mi hija y su pareja, pero ir con dos mujeres de enormes tetas y ese gigoló fue un craso error. En cuanto me descuidé y paré en la estación de servicio, el muy desgraciado, que ya andaba tonteando en el asiento de atrás con toda su cara dura con mi hija, se atrevió a tirarle los trastos a mi novia también, que todo sea dicho, es muy puta y le gustan demasiado los trios como para resistirse. El resultado es que a mí me estafaron en la gasolinera, y a él lo hincharon a pajas. Qué injusta es la vida.